Entrevista con Edgardo Aragón
28/03/14
¿Cómo podrías definir tu trabajo? ¿Tienes métodos de investigación recurrentes en tu proceso?
En realidad no. No sigo una rutina. En algunos casos he tenido que investigar mucho en torno a una obra, como el caso de La Encomienda (2012/2014) y proyectos mas recientes. Con esto quiero decir que me informo en cuanto a teoría se refiere, trato de dimensionar el tema del que hablo, aprender de ello. Incluso si ya tengo una salida visual para la pieza, trato de no estar endeble en el aspecto principal, en algunos otros, que son autorreferenciales no es necesaria una investigación formal, mas bien son siempre reflexiones entorno a la memoria, la metería prima esta en mi cabeza. Muchas veces, casi todas las veces, la proyección de una imagen simplemente aparece en mi cabeza, casi siempre después de haberme convertido en el testigo de alguna atrocidad.
En tu obra hay una atención particular sobre el paisaje como un espacio poético claramente cargado de conflictos sociales, económicos y políticos. ¿Cómo aparece el entorno natural en tu obra?
Me interesa el paisaje desde siempre. Todos esos elementos conflictivos que mencionas lo pienso mas como atmósferas. He tratado en mi trabajo de tener un contexto de todo lo que hago y pienso. Construyo mis imágenes a partir del entorno, el cual es uno de aquellos actores que aparentemente son mudos –o solo son parte del acompañamiento de una imagen. En mi caso, esos aparentes fondos son en realidad la razón para que algo suceda o exista.
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Edgardo Aragón, video still de Efectos de Familia (2007-2009) Cortesía de Proyectos Monclova, Ciudad de México
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Edgardo Aragón, Barco (Advertencia, Mensajes), 2013. Impresión digital. 63.5 x 91.44 cm
Hay una carga personal muy fuerte en esas atmósferas, muchas obras tuyas tienen un componente autobiográfico como La Trampa (2011) donde se mezclan los recuerdos de tu abuelo, o en Efectos de Familia (2006-2009) donde aparecen lugares que visitabas de niño. ¿Cómo utilizas esas memorias personales para hablar de la sociedad en México, y quizá en general de sociedades latinoamericanas marcadas por brechas abismales en términos de raza y clase?
Me interesa sobre todo la corrupción de las sociedades. Uso el arte como una herramienta para entender el mundo, y una forma de entenderlo ha sido atreves de mi entorno. Comencé haciendo señalamientos y reflexiones entorno al núcleo mínimo que componen las sociedades: la familia, la cual no es solo bandera política de los grupos conservadores sino es también la escuela que te enseña a traducir el mundo. Es allí de donde inicia gran parte de lo que somos como sociedad: parafraseando a Octavio Paz, yo tampoco me puedo decir que no soy guadalupano, aunque no profeso ninguna religión, mi entorno ha sido demarcado y delimitado por los preceptos que mi sociedad me ha señalado. En mi caso personal, mi culturización es una especie de vacuna contra la ignorancia, que además debe ser eterna y en altas dosis: soy de provincia, de un pueblo, de la clase trabajadora, la primer generación de mi familia en ir a la universidad, y primogénito. Las diversas enfermedades sociales que cargamos dentro en cada acto de auto-sabotaje me ha mostrado perfectamente el lugar y el roll que a estas alturas estoy jugando.
Viajaste al Perú por primera vez para el proyecto LARA. ¿Con qué ideas llegaste? ¿Viniste buscando algo predefinido, quizá algunos temas o asuntos que habían aparecido ya en tu proyectos anteriores?
En realidad llegue a Perú intentando pensar al espacio mismo, pero no como parte de algo grande sino como una entidad particular. Lo que conocía de Perú era que un grupo de ingenieros de esa nacionalidad trabajaba en la mina cercana a mi casa, instalada ilegalmente en contra de toda natura. No soy en lo personal un entusiasta de lo latinoamericano, y desde hace poco ni de las nacionalidades, con esto me refiero a que no veo el continente como un bloque, quizá por haber tenido la desgracia de nacer mexicano, creo que cada espacio tiene su particularidad que no los hace ni mas cercanos ni mas lejanos, ni todos iguales, sin embargo todos arrastran las mismas dificultades. En el caso de los temas, por ejemplo, he encontrado exactamente los mismos problemas tanto en México, Estados Unidos y algunos países de Europa. Esto debido a dos razones: la primera es que todos estamos inmersos en los designios del FMI, la otra es que los seres humanos, aunque con sus diferencias, siempre están poniendo en practica su naturaleza, la disparidad sustancial entre cada sector de la población mundial y otro, está en los matices del discurso, el cinismo de esta época oscura que nos esta tocando esta rebasando todos los límites de una tolerancia que aún busco en la historia reciente del mundo. Simplemente no ha existido esa época dorada del pensamiento universal con que comparar y decir: “hey la están cagando”
¿Qué proyecto estás desarrollando específicamente para LARA 2014 en Lima?
Para LARA hice una versión segunda de una obra titulada, La Encomienda. La pieza es la interpretación de unas partituras elaboradas a partir de consignas cantadas en el continente en contra de la minería, solo que matizadas para sonar como música clásica. La primer versión, la hice en una mina abandonada en Oaxaca, la población en la que vivo en México. La idea de hacer una segunda versión, me vino a la cabeza por las razones históricas y de contexto que engloban la reflexión. En este caso se plantea un origen, un pasado, el colonial, con la bandera política de la época a la reforma: el barroco. El famoso “Cuarto del Rescate” (donde se mantuvo capturado al Inca Atahualpa por los conquistadores españoles) fue uno de aquellos elementos históricos que llamaron poderosamente mi atención. Además la tradición contemporánea de extracción de minerales esta rebasando toda lógica en Perú, aunado a su pasado virreinal, solo que ahora el monarca es una corporación, como en todas partes del mundo. Por otro lado, el caso de Cajamarca es especial. Es decir, mientras que en Oaxaca la idea era derribar la mina con los cantos, en el otro espacio lo que se plantea tiene mas que ver con la idea del último canto del cisne antes de morir. Esto debido no solo a la cantidad considerable de ejércitos privados que trabajan para las corporaciones canadienses, sino por las causas de muerte de la región. Es casi seguro que, si vives ahí, tengas al menos el 50% de probabilidades de desarrollar algún tipo de cáncer. Sin embargo, en mi estancia en Canadá, a los cuidados del medio ambiente, los derechos laborales de los mineros y su sistema de salud universal, para los propios ciudadanos lo que las corporaciones hacen con otros estándares en su propio país, es una atrocidad.
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