Entrevista con Adán Vallecillo

26/12/17

1. Uno de los objetivos del proyecto LARA ha sido dar a conocer mejor América Latina a los artistas latinoamericanos. Con este fin, se invita en cada edición a cinco artistas de otros países a residir en un país latinoamericano diferente, junto con tres colegas locales. Panamá es el primer país de América Central donde se hace una edición de LARA. Es un lugar tan complejo e interesante como poco conocido, a menudo reducido a estereotipos. Debido a esto se organizó allí un programa intenso de visitas y encuentros con distintos especialistas. ¿Cambió esto la idea que tenías del país? ¿Qué descubriste?

Yo tenía un conocimiento muy limitado de la historia y el multiculturalismo en Panamá, y sólo había visitado el país por cortos períodos. La exposición a ese programa intenso de visitas y encuentros, la estancia posterior de un mes, y finalmente una semana de montaje e inauguración, me dieron un panorama más amplio de sus complejidades. Me impresionó la exuberancia del paisaje, que contrasta con el acelerado crecimiento vertical inmobiliario, pero también esas heridas abiertas del pasado que todavía son temas sensibles de tocar; por ejemplo, la ocupación de la Zona del Canal con sus fronteras simbólicas –que están más presentes para los estratos bajos de la población–, la invasión de Estados Unidos en 1989, o la segregación cultural evidente en los barrios pobres de Colón.

2. Otro de los fines de LARA es crear situaciones de convivencia entre artistas, facilitando el intercambio creativo de experiencias artísticas, culturales y de saberes, el conocimiento mutuo, la creación de redes y la amistad. ¿Cómo fue tu vivencia de esto?

Afortunadamente, se propiciaron dinámicas de intercambio muy amenas y enriquecedoras entre los colegas de la residencia y el curador. La verdad es que nada de lo que hice hubiera sido posible sin el soporte de esas redes de amistad en Panamá, el apoyo desinteresado que particularmente recibí de amigos como Cisco Merel y Barbara Cartier, Donna Conlon, Carlos Mora, Jonathan Harker, o José Braithwaite.

3. Una parte de tu obra podría calificarse como un reciclaje artístico de materiales descartados. Las instalaciones que presentaste en LARA forman parte de esto. ¿Podrías comentar, en términos generales, por qué te interesa esta dirección?

Me interesa esa dirección como resultado de un proceso arqueológico más prágmatico, donde los materiales deteriorados que he colectado adquieren una dimensión estética preponderante que no anula su origen. Al contrario, esa reutilización permite abrir algunas interrogantes sobre las implicaciones que tienen en nuestras vidas esos ciclos acelerados de producción, consumo y desecho tan propios de nuestra época.  

4. Te ruego comentar sobre tus obras en LARA en específico.

Desde los inicios de la residencia me interesó conocer el destino de los desechos generados por el Canal de Panamá. Eso me llevó a recorrer y rastrear buena parte de las areas revertidas y la periferia de la ciudad, con el objetivo de encontrar materiales que posteriormente servirían para crear dos cuerpos de trabajo paralelos: El de los filtros de aceite provenientes de la maquinaria que se usó para la última ampliación (Expandibles y Fuselajes), y, el otro, la instalación con restos de concreto y ladrillo de la época de la primera construcción del canal (Fósiles). De los filtros de aceite utilicé sus corazas para crear esculturas. Al mismo tiempo, aproveché las membranas de papel que se alojan en el interior para crear sutiles abstracciones que se mimetizan con la ergonomía corrugada del material. Por otro lado, en la obra denominada Fósiles, las piedras de concreto y los ladrillos erosionados por el agua fueron colocados sobre bases de concreto geométricas, a manera de instalación.

El resultado visual fue un conjunto de piezas que por la disposición e identidad de los materiales, así como por sus referencias visuales, tratan de incentivar la sospecha sobre la aparente pulcritud de las cosas, así como revertir el sentido de la tradición geometríca abstracta cuyas aspiraciones descontaminadas del entorno social quisiera poner en duda.

5. Obtuviste la beca que otorga LARA para una residencia en Flora ars+natura, en Honda, Colombia. ¿Tienes algún plan para desarrollar allí?

Hablando con José Roca, me comentó que la residencia ya no será en Honda, sino en Bogotá, como parte del programa pedagógico de lo que ellos llaman la Escuela Flora. Pienso que la interacción que resulte del contacto con la comunidad de investigadores y artistas alrededor de dicho programa, y en una ciudad vibrante como Bogotá, sera sin duda una experiencia valiosa para mi crecimiento como artista y ser humano. Todavía no tengo un plan, casi siempre me ocurre que las ideas surgen a partir de la acción fenomenológica, es decir, de las indagaciones in-situ que me permiten descubrir a flor de piel esos estímulos visuales y socio-políticos que luego son traducidos a otros lenguajes. 

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